martes, 10 de febrero de 2015

Nutrición Clínica (Introducción)


C. Gómez Candela, C. Iglesias Rosado, A. I. de Cos Blanco Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. Hospital Universitario LA PAZ. Madrid 

En los últimos años nos hemos dejado deslumbrar por los avances técnicos y los nuevos recursos a nuestro alcance para realizar intervenciones quirúrgicas y actuaciones médicas cada vez más audaces, pero muchas veces nos olvidamos de aspectos básicos del funcionamiento de nuestro organismo “si las células de nuestro organismo no disponen de la energía, substancias plásticas y reguladoras necesarias, difícilmente podremos conseguir que un paciente supere su enfermedad”.

Una corta interrupción en el aporte de substratos energéticos y plásticos puede desencadenar importantes alteraciones enzimáticas, metabólicas y una restricción de la capacidad de homeostasis. La desnutrición ha estado asociada desde antiguo con la disminución de la resistencia a la enfermedad.

Setecientos años antes de Jesucristo se hizo probablemente la primera asociación entre desnutrición e infección. Hace más de cien años Graves escribió: «Cuando la alimentación no es suficiente o el alimento es inadecuado o incompleto, hay predisposición a enfermar en el hombre, debido al efecto debilitante en el sistema». Ya en 1932, Studley señaló como los pacientes que habían sufrido una pérdida de peso superior al 20%, presentaban una tasa de mortalidad tras la intervención de úlcera péptica, 10 veces superior a la de los pacientes sin pérdida de peso importante.

Cannon en 1941 señaló el aumento de infecciones en los pacientes desnutridos sometidos a tratamiento quirúrgico. En 1955 Rhoads y Alexander encontraron que la hipoproteinemia estaba asociada con un incremento de la incidencia de infección postoperatoria.

Sin embargo pese a estos trabajos, hasta hace muy poco no se ha prestado la importancia que se merece a los efectos de la desnutrición y todavía hoy, son insuficientes, los medios que se prestan para evitarla o corregirla una vez instaurada. 

Todavía hoy muchos clínicos aceptan la malnutrición como una consecuencia inevitable de la enfermedad, permitiendo que su gravedad aumente sin recurrir al soporte nutricional más adecuado. Es de destacar la escasa atención que médicos, personal sanitario y gestores hospitalarios prestan a la Nutrición y fundamentalmente hay que atribuirlo a la escasa formación recibida en este área del conocimiento.  

http://adiex.org/nutricin%20clnica/MANUAL_NUTRICION_CLNICA.pdf

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