martes, 10 de febrero de 2015

Sedentarismo y vida activa - Artículo


Resumen
Las alarmantes cifras de sobrepeso y obesidad que afectan a la mayoría de los países desarrollados y en vías de desarrollo han dirigido desde hace tiempo la atención de expertos e instituciones a intentar frenar este problema hacia el estudio de las conductas diarias en relación a la actividad física y el sedentarismo. Para la mayoría de ciudadanos las horas dedicadas a realizar un esfuerzo físico durante el desarrollo de su actividad profesional, en el hogar o al desplazarse de un lugar a otro son mínimas. Por el contrario, la inactividad física se posiciona como el cuarto factor de riesgo de mortalidad por enfermedad no transmisible y una persona que no sea suficientemente activa incrementa en un 20 a 30% el riesgo de morir por cualquier causa según la OMS. El problema por tanto tiene una doble vertiente, por un lado no practicar ejercicio conlleva que no disfrutemos de los beneficios que conlleva su práctica, y por otro lado porque el conocimiento actual apunta a que los efectos fisiológicos de la inactividad física sobre el organismo no son meramente el reverso de los efectos positivos que ocasiona realizar ejercicio. Por tanto, hay que combatir la falta de realizar actividad física y el exceso de sedentarismo por separado.
Las recomendaciones actuales de la OMS para adultos (incluidos los mayores de 65 años) son de al menos 150 minutos/semana de una actividad física aeróbica de intensidad de moderada a vigorosa, al menos dos días de entrenamiento de la fuerza y en los mayores ejercicios para mantener el equilibrio y la coordinación. A falta de unas recomendaciones oficiales se debe romper las conductas sedentarias cada 30 minutos, al menos levantándose de la silla y andando 1 minuto, y no acumular muchas horas seguidas en una conducta sedentaria como puede ser estar sentado.
En el artículo se profundiza en los mecanismos fisiopatológicos que explica los beneficios de la actividad física y los perjuicios del sedentarismo en la mayoría de las enfermedades no transmisibles (hipercolesterolemia, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, cáncer, sarcopenia, enfermedades neurológicas) y no solo en la obesidad, cuya relación es más incierta. De hecho, se puede tener cierto sobrepeso, tener buena condición física y estar metabólicamente sano. Los autores abogan por que la actividad física se introduzca en atención primaria como herramienta preventiva y terapéutica, que sin ser una panacea, contribuye a un mejor estado de salud y a una mayor calidad de vida. Los profesionales de las Ciencias del Deporte deben formar parte del equipo multidisciplinar encargado de supervisar los programas de actividad física y de entrenamiento para los distintos sectores de la población.
Autores:

M. González-Gross
Grupo de Investigación ImFINE. Departamento de Salud y Rendimiento Humano. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF. Universidad Politécnica de Madrid. CIBERobn (Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición CB12/03/30038), Instituto de Salud Carlos III, Spain. CIBER.


http://nutricionclinicaenmedicina.com/images/flash/nutri140204/index.html

Evolución de los Programas Académicos de Licenciatura en Nutrición (México)


Debido a la necesidad de profesionalizar a los recursos que participaban en la solución de los principales problemas de la alimentación y nutrición en México, surge a nivel de educación superior el primer programa académico de Licenciatura en Nutrición en 1972, en la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México.

En 1975, la Universidad Veracruzana y el Instituto Politécnico Nacional aprueban la creación de la Licenciatura en Nutrición, la primera en la ciudad de Veracruz y la segunda en el D.F. En 1976 se aprueban dos programas más, uno en la Universidad Autónoma de Nuevo León y el otro en la escuela de Dietética y Nutrición del ISSSTE.
Un año después, en 1977, la Universidad Veracruzana establece un nuevo programa en la ciudad de Xalapa, Veracruz.

De esta manera, en la década de los setenta se fundaron en nuestro país 6 programas académicos de Licenciatura en Nutrición, considerándose éstos como los pioneros a nivel superior.

De 1980 a 1989, inician los siguientes programas en las siguientes instituciones:
  • 1981, Instituto de Estudios Superiores de Torreón.
  • 1982, Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco.
  • 1982, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
  • 1985, Universidad de Montemorelos.
  • 1985, Universidad Regional Miguel Hidalgo en Tamaulipas.
  • 1986, Universidad Autónoma del Estado de México.
  • 1987, Universidad Iberoamericana, plantel León.

Código de Ética del Nutriólogo



Código de Ética del Nutriólogo

Promueve honestidad, legitimidad y moralidad, en el beneficio de la sociedad. Sensibiliza al profesional de salud.

Cuenta con 5 deberes:

  1. Deber del profesionista
  2. Para sus colegas
  3. En su profesión
  4. Para la sociedad
  5. Para sus pacientes 
Es deseable que el sentido ético prevalezca. Se debe contribuir solidariamente a una vida digna, justa e igualitaria. La ética depende de la voluntad del profesionista para lograr los mejores resultados.

Es de carácter solidario. La voluntad debe adherirse a un código de conducta y se determina por el valor que se le atribuye se reconoce la razón de la norma para llegar a un compromiso.

Los deberes del nutriólogo son:
  • Debe poner todos los conocimientos científicos y recursos técnicos para desempeñar su profesión.
  • Debe conducirse con justicia, honradez, honestidad, diligencia, lealtad, respeto, formalidad, discreción, responsabilidad, sinceridad, propiedad digna, buena fe y estricta observación a las normas legales y éticas de su profesión.
  • Se responsabilizara de los casos que le lleguen, sólo cuando tenga la capacidad para resolverlos.
  • Debe contar con los nombramientos necesarios para realizar su trabajo con efectividad y claridad.
  • Debe responder individualmente por sus actos con motivo que no dañe a terceros o al patrimonio cultural.
  • Deberá tomar en cuenta la opinión del paciente.
  • Debe renunciar al cobro de honorarios.
  • Debe mantenerse actualizado de los avances científicos y tecnológicos de su materia a lo largo de su vida para brindar un mayor servicio.
  • Debe transmitir sus conocimientos y experiencias a estudiantes y egresados.
  • Debe prestar servicio social profesional por convicción solidaria y conciencia social.
  • Debe colaborar con la investigación científica proporcionando informes, documentos, etc.




Nutrición Clínica (Introducción)


C. Gómez Candela, C. Iglesias Rosado, A. I. de Cos Blanco Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. Hospital Universitario LA PAZ. Madrid 

En los últimos años nos hemos dejado deslumbrar por los avances técnicos y los nuevos recursos a nuestro alcance para realizar intervenciones quirúrgicas y actuaciones médicas cada vez más audaces, pero muchas veces nos olvidamos de aspectos básicos del funcionamiento de nuestro organismo “si las células de nuestro organismo no disponen de la energía, substancias plásticas y reguladoras necesarias, difícilmente podremos conseguir que un paciente supere su enfermedad”.

Una corta interrupción en el aporte de substratos energéticos y plásticos puede desencadenar importantes alteraciones enzimáticas, metabólicas y una restricción de la capacidad de homeostasis. La desnutrición ha estado asociada desde antiguo con la disminución de la resistencia a la enfermedad.

Setecientos años antes de Jesucristo se hizo probablemente la primera asociación entre desnutrición e infección. Hace más de cien años Graves escribió: «Cuando la alimentación no es suficiente o el alimento es inadecuado o incompleto, hay predisposición a enfermar en el hombre, debido al efecto debilitante en el sistema». Ya en 1932, Studley señaló como los pacientes que habían sufrido una pérdida de peso superior al 20%, presentaban una tasa de mortalidad tras la intervención de úlcera péptica, 10 veces superior a la de los pacientes sin pérdida de peso importante.

Cannon en 1941 señaló el aumento de infecciones en los pacientes desnutridos sometidos a tratamiento quirúrgico. En 1955 Rhoads y Alexander encontraron que la hipoproteinemia estaba asociada con un incremento de la incidencia de infección postoperatoria.

Sin embargo pese a estos trabajos, hasta hace muy poco no se ha prestado la importancia que se merece a los efectos de la desnutrición y todavía hoy, son insuficientes, los medios que se prestan para evitarla o corregirla una vez instaurada. 

Todavía hoy muchos clínicos aceptan la malnutrición como una consecuencia inevitable de la enfermedad, permitiendo que su gravedad aumente sin recurrir al soporte nutricional más adecuado. Es de destacar la escasa atención que médicos, personal sanitario y gestores hospitalarios prestan a la Nutrición y fundamentalmente hay que atribuirlo a la escasa formación recibida en este área del conocimiento.  

http://adiex.org/nutricin%20clnica/MANUAL_NUTRICION_CLNICA.pdf

Concepto de Malnutrición

El avance en los medios de producción de los países desarrollados y la abundancia de alimentos, ha provocado el que el estudio de los trastornos de la nutrición (malnutrición), se haya centrado en las enfermedades ligadas a un consumo excesivo o desequilibrado de alimentos. Resulta especialmente contradictorio el que, mientras una parte importante de la población sufre y muere de hambre, en los denominados países desarrollados, nos preocupamos por el efecto negativo del consumo excesivo de alimentos. La malnutrición especialmente presente en la población hospitalaria, ha adquirido una relevancia especial en los últimos años, al demostrarse de forma clara su efecto negativo en la morbimortalidad de los pacientes hospitalizados.



CLASIFICACIÓN DE LOS ESTADOS DE DESNUTRICIÓN

 La desnutrición puede clasificarse atendiendo a criterios de tipo etiológico (primaria o secundaria), de intensidad (leve, moderada y grave) y finalmente en base a criterios clínicos lo cual es de mayor utilidad en la práctica diaria: 
  • Desnutrición tipo Marasmo. También denominada desnutrición crónica o calórica y caquexia en su grado extremo. Se debe a un déficit parcial o total de energía y nutrientes. Se caracteriza por pérdida fundamentalmente de masa grasa y, en menor medida de masa muscular, manteniéndose niveles adecuados de proteínas plasmáticas. 
  • Desnutrición tipo Kwashiorkor. Denominada también desnutrición aguda por estrés o desnutrición proteica. Aparece por inadecuación del aporte proteico, por ingesta insuficiente y/o aumento de requerimientos nitrogenados, tal como acontece en el curso de infecciones graves, politraumatismos o tras intervenciones quirúrgicas. El signo característico es el descenso de las proteínas séricas (hipoalbuminemia) con presencia de edemas. 
  • Desnutrición Mixta. Integra las dos formas anteriores y se denomina desnutrición energético-proteica. Se presenta en pacientes previamente desnutridos que sufren una enfermedad aguda. Es muy frecuente en la población hospitalaria. 
  • Estados carenciales. Se caracterizan por el déficit aislado de algún nutriente, principalmente vitaminas y oligoelementos (anemia ferropénica, hipocinquemia, etc.). Es raro que se presente de forma aislada ya que, generalmente, se asocia a alguna de las formas anteriores. 

Nutrición Clínica - Una rama de la Medicina



La Nutrición Clínica es una de las ramas de la Medicina que ha experimentado un mayor auge en los últimos años, fundamentalmente a raíz del conocimiento de la alta pre-valencia de mal nutrición en los hospitales y de las enormes repercusiones clínicas y económicas de la misma.

Al mismo tiempo, al aumento y gran desarrollo de las técnicas de nutrición artificial, se ha sumado una explosión del conocimiento científico sobre la importancia de una adecuada alimentación y nutrición para la prevención y tratamiento de gran número de enfermedades y de sus consecuencias. Así, uno de los campos que más ha crecido en la literatura mundial es el de la Nutrición Clínica.

En este sentido creemos que la Revista “NUTRICION CLINICA EN MEDICINA”, que nació en Andalucía con vocación de expansión a todo el mundo hispanohablante, y en la que se integraban dentro de su Comité Editorial miembros de todas las unidades de nutrición clínica y dietética de Andalucía, junto a clínicos y científicos españoles de reconocido prestigio que desarrollan su trabajo en la asistencia médica y/o en la investigación nutricional, ha conseguido llenar parte de ese hueco existente en la bibliografía nutricional referida a cualquier aspecto de la Nutrición Clínica.
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